La banda del momento
La Beriso es un grupo de rock nacional
formado en Avellaneda en 1988. En la actualidad sus canciones suenan en
todas las radios y son cada vez más los jóvenes que deciden seguirlos y
llenar sus recitales. Desde su inicio hasta la fecha, la banda liderada
por Rolando Sartorio ha pasado por diferentes momentos que la han
marcado a lo largo de los años, desde tocar para pocas personas en
bares, ser teloneros de los Rolling Stones en el Estadio Único de La
Plata y hasta cumplir el sueño de colmar con 50.000 fanáticos el
estadio de River Plate. Su empuje y su pelea lograron que, a pesar de
las críticas y piedras en el camino, su música hoy sea un éxito.
La
gente se identifica con el grupo ya que sus temas derivan de
experiencias personales que les ha tocado vivir a los integrantes.
“Rolo” desde muy chico perdió a sus hermanas y esa profunda tristeza la
volcó en sus canciones. Pero no solo la desazón en sus composiciones los
llevó al éxito que hoy día consiguieron, sino que también su
involucramiento en temas de actualidad como los sociales y los
gubernamentales: una mezcla perfecta para impactar en sus seguidores.
Muchas
críticas recibió y recibe La Beriso del mundo del Rock, ya que en el
ambiente se considera que no es en su totalidad Rock lo que componen,
sino una mezcla del mismo con Pop y Folklore, algo que los destaca por
sobre el resto de las bandas. De hecho, hace poco tiempo la banda
compuso “Sobreviviendo” en conjunto con Víctor Heredia, el creador
original del tema, quien afirmó que La Beriso “Tiene independencia,
personalidad y características propias que la ubican como una de las
bandas más importantes del momento”.
Una de las críticas más
importantes que recibe Sartorio es su parentesco en la voz con la de
Patricio Fontanet, líder de Callejeros, por el cual “Rolo” siente
admiración, ya que seguía a la banda antes que ocurra el hecho trágico
de Cromañón. Incluso, La Beriso compuso “Miradas” en homenaje a las
víctimas fatales de aquel día. Esto generó que muchos seguidores de
Callejeros comiencen a simpatizar por el grupo y los acompañen en los
recitales.
Canciones como “El éxito”, que apunta a darle pelea a
la vida cuando las cosas no salen como uno lo espera y “Argentina”,
dedicada a la justicia del país y a los gobernantes, son de las
canciones más populares en los que se refleja su compromiso con los
temas de actualidad, y genera que el público se identifique y afiance su
empatía con la banda. Y por supuesto, algo que caracteriza a La Beriso
es el mal de amores, y el mismo lo vuelca en “Como olvidarme” y “Otra
noche más”, temas de mucha tristeza que en sus seguidores generó un gran
impacto.
El comienzo del éxito para la banda llegó con el disco
“Historias”, el cual fue presentado en el Teatro Vorterix en Octubre de
2014. Con su tema principal “No me olvides”, La Beriso logró vender
20.000 ejemplares y recibió la certificación de disco de oro por la
CAPIF, confirmando su gran presente, metiéndose entre las bandas del
momento. A partir de esto, comenzaron a realizar giras por el interior
del país durante 2015, llenaron el estadio de Ferro Carril Oeste en dos
ocasiones y el
Estadio Único de La Plata, en el que concurrieron más de 40.000 personas, logrando así llegar a la cúspide de su carrera.
La
banda ha crecido tanto en el último tiempo, que es muy común ver en la
calle a gente que circula con una remera o un elemento distintivo de La
Beriso, algo que no solía suceder. Toda esta revolución generada, hizo
que en febrero de este año, cuando tocaron los Rolling Stones en La
Plata, “Rolo” y compañía fueran teloneros de la banda británica, algo
que causó furor en sus seguidores y por supuesto, malestar en aquellos
que no comparten la música de La Beriso.
Pasaron 28 años desde el
comienzo de la banda, desde tocar en lugares en donde no eran
conocidos, en bares al cual asistían pocas personas, de publicar avisos
en los clasificados buscando integrantes, a tocar en River en diciembre
próximo. Sin dudas, la carrera de La Beriso se encuentra en el máximo
nivel. Pese a las críticas recibidas, continúa componiendo canciones que
llegan al alma de sus seguidores, comprometiéndose con fines sociales y
con características que la distingue del resto y que la posicionan como
una de las bandas del momento.
martes, 8 de noviembre de 2016
lunes, 7 de noviembre de 2016
DEUDA EXTERNA
¿Solución o problema?
La deuda externa es un factor principalmente político y económico en el que los países implicados que la han adoptado, lo hicieron mediante préstamos que le han solicitado a empresas internacionales, privadas o públicas, para determinar el progreso o la regresión en la sociedad. En un principio, el endeudamiento permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios, pero para la Argentina, desde los años setenta, dicho fenómeno se ha convertido en uno de sus principales problemas.
El inconveniente principal de la deuda no es simplemente el hecho de gestionar el préstamo, sino para el fin que se solicita. El modelo ideal sería que, con esos ingresos, se puedan llevar a cabo obras públicas, para el avance y bienestar de la sociedad, entre otras acciones. Pero cuando dicho préstamo se convierte en la solución para saldar deudas contraídas en un pasado, el problema es aún mayor. Ésta es la situación que atravesó y atraviesa la Argentina, luchando contra una suma que se agiganta por los intereses que se establecieron a largo plazo.
Se pueden diferenciar dos etapas en la historia económica argentina en las que la deuda externa tuvo un crecimiento abrupto. La primera fase corresponde a los años trágicos de la dictadura militar en la que, mediante políticas neoliberales diseñadas bajo el plan económico del ministro Martínez de Hoz, se concedió la apertura a los capitales extranjeros, la liberación de los mercados de cambio y financiero y se establecieron políticas de transferencias del Estado hacia grupos económicos mediante la estatización de la deuda privada, la ley de Promoción industrial y las políticas de compra del Estado.
Otras de las causas del aumento de la deuda corresponderían a la bicicleta financiera, mediante la cual empresarios ricos poseían empresas en quiebra ya que acrecentaban sus capitales personales a través de la inversión en los mercados; y la importación de armas debido a conflictos internacionales, a la Guerra de Malvinas y a la represión interior que tenía lugar en el país. Como consecuencia de estas acciones la deuda pasó de 7.800 a 45.100 millones de dólares, se produjo la destrucción de la industria local, el aumento de la especulación y el incremento de los niveles de pobreza, se abrió el mercado interno a la competencia exterior produciendo beneficios únicamente a sectores privilegiados quienes concentraron paulatinamente los capitales.
Por otro lado, la segunda fase puede ubicarse durante los años noventa, cuando en el menemismo estuvo al poder el ministro Cavallo quien renegoció la deuda externa y logró ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos; sin embargo, el endeudamiento siguió aumentando vertiginosamente. Paralelamente, se privatizaron la mayoría de las empresas públicas como YPF y ENTEL en las que el pago se realizó a través de bonos y el gobierno no recibió el monto de dinero pactado. Esta vez el déficit alcanzó los 146.220 millones de dólares hacia el año 1999.
El resultado de esta situación fue el recorte de los gastos sociales que se tradujeron en peores sistemas de educación y de salud, se produjo el decaimiento del bienestar de la población y el aumento del desempleo debido a la reducción de puestos de trabajo y al cierre de empresas locales a las que les era imposible competir con las multinacionales extranjeras.
Con Néstor Kirchner al frente del Estado, la situación cambió notablemente, ya que se obtuvo una quita de 65 mil millones de dólares y en 2005 el pasivo bajó a 126 mil millones. Logró el “canje de la deuda” y la quita del 75 %. Canceló el déficit con el FMI para no seguir soportando las presiones que este ponía. De hecho el país pudo volver a tomar deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo para la creación de obras públicas. Así, por primera vez desde 1946, se redujo fuertemente el monto de la deuda externa; con ello y con el desligamiento del FMI, se recuperó la autonomía política y económica que sustenta los logros alcanzados y posibilitaba un futuro para la Argentina.
Hoy en día, con Mauricio Macri en la presidencia, el panorama no es para nada alentador. Con sus ideales neoliberales y con su frase “hay que endeudarse todo lo que podamos con organismos mundiales” durante su campaña electoral para llegar al mando, pareciera que se estaría retrocediendo en el tiempo, desaprovechando lo que se hizo durante las gestiones anteriores. De ser así, el futuro de la Argentina estaría nuevamente comprometido y la deuda externa seguirá siendo un problema.
La deuda externa es un factor principalmente político y económico en el que los países implicados que la han adoptado, lo hicieron mediante préstamos que le han solicitado a empresas internacionales, privadas o públicas, para determinar el progreso o la regresión en la sociedad. En un principio, el endeudamiento permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios, pero para la Argentina, desde los años setenta, dicho fenómeno se ha convertido en uno de sus principales problemas.
El inconveniente principal de la deuda no es simplemente el hecho de gestionar el préstamo, sino para el fin que se solicita. El modelo ideal sería que, con esos ingresos, se puedan llevar a cabo obras públicas, para el avance y bienestar de la sociedad, entre otras acciones. Pero cuando dicho préstamo se convierte en la solución para saldar deudas contraídas en un pasado, el problema es aún mayor. Ésta es la situación que atravesó y atraviesa la Argentina, luchando contra una suma que se agiganta por los intereses que se establecieron a largo plazo.
Se pueden diferenciar dos etapas en la historia económica argentina en las que la deuda externa tuvo un crecimiento abrupto. La primera fase corresponde a los años trágicos de la dictadura militar en la que, mediante políticas neoliberales diseñadas bajo el plan económico del ministro Martínez de Hoz, se concedió la apertura a los capitales extranjeros, la liberación de los mercados de cambio y financiero y se establecieron políticas de transferencias del Estado hacia grupos económicos mediante la estatización de la deuda privada, la ley de Promoción industrial y las políticas de compra del Estado.
Otras de las causas del aumento de la deuda corresponderían a la bicicleta financiera, mediante la cual empresarios ricos poseían empresas en quiebra ya que acrecentaban sus capitales personales a través de la inversión en los mercados; y la importación de armas debido a conflictos internacionales, a la Guerra de Malvinas y a la represión interior que tenía lugar en el país. Como consecuencia de estas acciones la deuda pasó de 7.800 a 45.100 millones de dólares, se produjo la destrucción de la industria local, el aumento de la especulación y el incremento de los niveles de pobreza, se abrió el mercado interno a la competencia exterior produciendo beneficios únicamente a sectores privilegiados quienes concentraron paulatinamente los capitales.
Por otro lado, la segunda fase puede ubicarse durante los años noventa, cuando en el menemismo estuvo al poder el ministro Cavallo quien renegoció la deuda externa y logró ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos; sin embargo, el endeudamiento siguió aumentando vertiginosamente. Paralelamente, se privatizaron la mayoría de las empresas públicas como YPF y ENTEL en las que el pago se realizó a través de bonos y el gobierno no recibió el monto de dinero pactado. Esta vez el déficit alcanzó los 146.220 millones de dólares hacia el año 1999.
El resultado de esta situación fue el recorte de los gastos sociales que se tradujeron en peores sistemas de educación y de salud, se produjo el decaimiento del bienestar de la población y el aumento del desempleo debido a la reducción de puestos de trabajo y al cierre de empresas locales a las que les era imposible competir con las multinacionales extranjeras.
Con Néstor Kirchner al frente del Estado, la situación cambió notablemente, ya que se obtuvo una quita de 65 mil millones de dólares y en 2005 el pasivo bajó a 126 mil millones. Logró el “canje de la deuda” y la quita del 75 %. Canceló el déficit con el FMI para no seguir soportando las presiones que este ponía. De hecho el país pudo volver a tomar deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo para la creación de obras públicas. Así, por primera vez desde 1946, se redujo fuertemente el monto de la deuda externa; con ello y con el desligamiento del FMI, se recuperó la autonomía política y económica que sustenta los logros alcanzados y posibilitaba un futuro para la Argentina.
Hoy en día, con Mauricio Macri en la presidencia, el panorama no es para nada alentador. Con sus ideales neoliberales y con su frase “hay que endeudarse todo lo que podamos con organismos mundiales” durante su campaña electoral para llegar al mando, pareciera que se estaría retrocediendo en el tiempo, desaprovechando lo que se hizo durante las gestiones anteriores. De ser así, el futuro de la Argentina estaría nuevamente comprometido y la deuda externa seguirá siendo un problema.
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