Un humor influyente
Desde el principio de la historia, las personas sintieron la
necesidad de reírse para alivianar los problemas del día a día. Acudieron a los
diferentes medios tradicionales con motivo de despejarse por un rato de aquello
que les ocurría, como también para encontrar una manera inteligente y crítica
de abordar temas de actualidad.
En los años 70`, con la dictadura militar en el poder, la
sátira e ironía se hicieron presentes en diferentes ámbitos. El medio gráfico
pisó fuerte a partir de la creación de la revista Humor, la cual, además de
entretener a sus lectores, reflejó la realidad del país en aquel entonces, una
tarea para nada sencilla. Ahora, ¿pudo expresarse libremente o se vio
condicionada por la censura?
Por entonces, los medios de comunicación se limitaban a
levantar las noticias que transmitían el Ministerio de Defensa de la Junta
Militar y los corresponsales argentinos y británicos que se encontraban en
Malvinas. Sin tapujos, los militares ordenaban lo que se debía publicar porque
no se podía cuestionar la información oficial, ya que existía censura previa;
tal como sucedió durante todos los años en la dictadura.
Titulares como “Euforia popular por la recuperación de
Malvinas”, “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas” y “Se recupera
una zona de gran riqueza”, son claros ejemplos de la manipulación ejercida por
el gobierno de facto de manera comunicacional. Pero otras voces no tardaron en
querer hacerse escuchar.
Humor fue un exponente y portavoz de la oposición, por tal
motivo, en ella se plasmó el impacto inicial de la sorpresiva “recuperación” de
las Islas y el reacomodamiento posterior que tal circunstancia generó: mediante
caricaturas e historietas se satirizó a la Reina de Inglaterra y a Margaret Thatcher, dejando entrelíneas un fuerte cuestionamiento a las medidas tomadas
por aquellos que ocupaban puestos de poder en Argentina.
El ex director del medio gráfico, Andrés Cascioli, expuso
que la revista, en un principio, se dedicaba al humor y que luego encontró su
función política en la sociedad desarrollando “cuestiones más delicadas para la
dictadura”. Cuando comenzó a hacerse popular entre los argentinos, se llegaron
a vender 100.000 ejemplares y esto ayudó a que persistiera, debido a que hubiera perecido un escándalo prohibirla en ese momento.
Los militares minimizaron las caricaturas ya que
consideraron que tenían poco impacto en las personas y no transmitían un
mensaje o una crítica hacia ellos. Sin embargo, mediante sátiras y burlas, se
pudo dejar en evidencia el desconcierto del gobierno de facto, que nunca supo
bien qué hacer con este medio, a pesar de sentirse “incómodo” con sus páginas. Con
una estrategia lateral y no alineada, el cuarto poder empezaba a ganar la
batalla informativa.
En definitiva, ayer, hoy y siempre los medios de
comunicación fueron socios obligados del poder político. Malvinas no fue la
excepción. A pesar de esto, hubo periodistas que se animaron a ir más allá y,
con cierta creatividad y profesionalismo, traspasaron la barrera de la censura
y lograron reflejar una realidad que muchos se encargaron de ocultar.
Utilizaron la risa como arma, como defensa de tantos ataques a los derechos
civiles y demostraron que, simplemente a través del humor, se puede tener una
gran influencia.