La banda del momento
La Beriso es un grupo de rock nacional
formado en Avellaneda en 1988. En la actualidad sus canciones suenan en
todas las radios y son cada vez más los jóvenes que deciden seguirlos y
llenar sus recitales. Desde su inicio hasta la fecha, la banda liderada
por Rolando Sartorio ha pasado por diferentes momentos que la han
marcado a lo largo de los años, desde tocar para pocas personas en
bares, ser teloneros de los Rolling Stones en el Estadio Único de La
Plata y hasta cumplir el sueño de colmar con 50.000 fanáticos el
estadio de River Plate. Su empuje y su pelea lograron que, a pesar de
las críticas y piedras en el camino, su música hoy sea un éxito.
La
gente se identifica con el grupo ya que sus temas derivan de
experiencias personales que les ha tocado vivir a los integrantes.
“Rolo” desde muy chico perdió a sus hermanas y esa profunda tristeza la
volcó en sus canciones. Pero no solo la desazón en sus composiciones los
llevó al éxito que hoy día consiguieron, sino que también su
involucramiento en temas de actualidad como los sociales y los
gubernamentales: una mezcla perfecta para impactar en sus seguidores.
Muchas
críticas recibió y recibe La Beriso del mundo del Rock, ya que en el
ambiente se considera que no es en su totalidad Rock lo que componen,
sino una mezcla del mismo con Pop y Folklore, algo que los destaca por
sobre el resto de las bandas. De hecho, hace poco tiempo la banda
compuso “Sobreviviendo” en conjunto con Víctor Heredia, el creador
original del tema, quien afirmó que La Beriso “Tiene independencia,
personalidad y características propias que la ubican como una de las
bandas más importantes del momento”.
Una de las críticas más
importantes que recibe Sartorio es su parentesco en la voz con la de
Patricio Fontanet, líder de Callejeros, por el cual “Rolo” siente
admiración, ya que seguía a la banda antes que ocurra el hecho trágico
de Cromañón. Incluso, La Beriso compuso “Miradas” en homenaje a las
víctimas fatales de aquel día. Esto generó que muchos seguidores de
Callejeros comiencen a simpatizar por el grupo y los acompañen en los
recitales.
Canciones como “El éxito”, que apunta a darle pelea a
la vida cuando las cosas no salen como uno lo espera y “Argentina”,
dedicada a la justicia del país y a los gobernantes, son de las
canciones más populares en los que se refleja su compromiso con los
temas de actualidad, y genera que el público se identifique y afiance su
empatía con la banda. Y por supuesto, algo que caracteriza a La Beriso
es el mal de amores, y el mismo lo vuelca en “Como olvidarme” y “Otra
noche más”, temas de mucha tristeza que en sus seguidores generó un gran
impacto.
El comienzo del éxito para la banda llegó con el disco
“Historias”, el cual fue presentado en el Teatro Vorterix en Octubre de
2014. Con su tema principal “No me olvides”, La Beriso logró vender
20.000 ejemplares y recibió la certificación de disco de oro por la
CAPIF, confirmando su gran presente, metiéndose entre las bandas del
momento. A partir de esto, comenzaron a realizar giras por el interior
del país durante 2015, llenaron el estadio de Ferro Carril Oeste en dos
ocasiones y el
Estadio Único de La Plata, en el que concurrieron más de 40.000 personas, logrando así llegar a la cúspide de su carrera.
La
banda ha crecido tanto en el último tiempo, que es muy común ver en la
calle a gente que circula con una remera o un elemento distintivo de La
Beriso, algo que no solía suceder. Toda esta revolución generada, hizo
que en febrero de este año, cuando tocaron los Rolling Stones en La
Plata, “Rolo” y compañía fueran teloneros de la banda británica, algo
que causó furor en sus seguidores y por supuesto, malestar en aquellos
que no comparten la música de La Beriso.
Pasaron 28 años desde el
comienzo de la banda, desde tocar en lugares en donde no eran
conocidos, en bares al cual asistían pocas personas, de publicar avisos
en los clasificados buscando integrantes, a tocar en River en diciembre
próximo. Sin dudas, la carrera de La Beriso se encuentra en el máximo
nivel. Pese a las críticas recibidas, continúa componiendo canciones que
llegan al alma de sus seguidores, comprometiéndose con fines sociales y
con características que la distingue del resto y que la posicionan como
una de las bandas del momento.
Análisis y Producción Periodística
martes, 8 de noviembre de 2016
lunes, 7 de noviembre de 2016
DEUDA EXTERNA
¿Solución o problema?
La deuda externa es un factor principalmente político y económico en el que los países implicados que la han adoptado, lo hicieron mediante préstamos que le han solicitado a empresas internacionales, privadas o públicas, para determinar el progreso o la regresión en la sociedad. En un principio, el endeudamiento permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios, pero para la Argentina, desde los años setenta, dicho fenómeno se ha convertido en uno de sus principales problemas.
El inconveniente principal de la deuda no es simplemente el hecho de gestionar el préstamo, sino para el fin que se solicita. El modelo ideal sería que, con esos ingresos, se puedan llevar a cabo obras públicas, para el avance y bienestar de la sociedad, entre otras acciones. Pero cuando dicho préstamo se convierte en la solución para saldar deudas contraídas en un pasado, el problema es aún mayor. Ésta es la situación que atravesó y atraviesa la Argentina, luchando contra una suma que se agiganta por los intereses que se establecieron a largo plazo.
Se pueden diferenciar dos etapas en la historia económica argentina en las que la deuda externa tuvo un crecimiento abrupto. La primera fase corresponde a los años trágicos de la dictadura militar en la que, mediante políticas neoliberales diseñadas bajo el plan económico del ministro Martínez de Hoz, se concedió la apertura a los capitales extranjeros, la liberación de los mercados de cambio y financiero y se establecieron políticas de transferencias del Estado hacia grupos económicos mediante la estatización de la deuda privada, la ley de Promoción industrial y las políticas de compra del Estado.
Otras de las causas del aumento de la deuda corresponderían a la bicicleta financiera, mediante la cual empresarios ricos poseían empresas en quiebra ya que acrecentaban sus capitales personales a través de la inversión en los mercados; y la importación de armas debido a conflictos internacionales, a la Guerra de Malvinas y a la represión interior que tenía lugar en el país. Como consecuencia de estas acciones la deuda pasó de 7.800 a 45.100 millones de dólares, se produjo la destrucción de la industria local, el aumento de la especulación y el incremento de los niveles de pobreza, se abrió el mercado interno a la competencia exterior produciendo beneficios únicamente a sectores privilegiados quienes concentraron paulatinamente los capitales.
Por otro lado, la segunda fase puede ubicarse durante los años noventa, cuando en el menemismo estuvo al poder el ministro Cavallo quien renegoció la deuda externa y logró ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos; sin embargo, el endeudamiento siguió aumentando vertiginosamente. Paralelamente, se privatizaron la mayoría de las empresas públicas como YPF y ENTEL en las que el pago se realizó a través de bonos y el gobierno no recibió el monto de dinero pactado. Esta vez el déficit alcanzó los 146.220 millones de dólares hacia el año 1999.
El resultado de esta situación fue el recorte de los gastos sociales que se tradujeron en peores sistemas de educación y de salud, se produjo el decaimiento del bienestar de la población y el aumento del desempleo debido a la reducción de puestos de trabajo y al cierre de empresas locales a las que les era imposible competir con las multinacionales extranjeras.
Con Néstor Kirchner al frente del Estado, la situación cambió notablemente, ya que se obtuvo una quita de 65 mil millones de dólares y en 2005 el pasivo bajó a 126 mil millones. Logró el “canje de la deuda” y la quita del 75 %. Canceló el déficit con el FMI para no seguir soportando las presiones que este ponía. De hecho el país pudo volver a tomar deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo para la creación de obras públicas. Así, por primera vez desde 1946, se redujo fuertemente el monto de la deuda externa; con ello y con el desligamiento del FMI, se recuperó la autonomía política y económica que sustenta los logros alcanzados y posibilitaba un futuro para la Argentina.
Hoy en día, con Mauricio Macri en la presidencia, el panorama no es para nada alentador. Con sus ideales neoliberales y con su frase “hay que endeudarse todo lo que podamos con organismos mundiales” durante su campaña electoral para llegar al mando, pareciera que se estaría retrocediendo en el tiempo, desaprovechando lo que se hizo durante las gestiones anteriores. De ser así, el futuro de la Argentina estaría nuevamente comprometido y la deuda externa seguirá siendo un problema.
La deuda externa es un factor principalmente político y económico en el que los países implicados que la han adoptado, lo hicieron mediante préstamos que le han solicitado a empresas internacionales, privadas o públicas, para determinar el progreso o la regresión en la sociedad. En un principio, el endeudamiento permite conservar los recursos propios y recibir recursos ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios, pero para la Argentina, desde los años setenta, dicho fenómeno se ha convertido en uno de sus principales problemas.
El inconveniente principal de la deuda no es simplemente el hecho de gestionar el préstamo, sino para el fin que se solicita. El modelo ideal sería que, con esos ingresos, se puedan llevar a cabo obras públicas, para el avance y bienestar de la sociedad, entre otras acciones. Pero cuando dicho préstamo se convierte en la solución para saldar deudas contraídas en un pasado, el problema es aún mayor. Ésta es la situación que atravesó y atraviesa la Argentina, luchando contra una suma que se agiganta por los intereses que se establecieron a largo plazo.
Se pueden diferenciar dos etapas en la historia económica argentina en las que la deuda externa tuvo un crecimiento abrupto. La primera fase corresponde a los años trágicos de la dictadura militar en la que, mediante políticas neoliberales diseñadas bajo el plan económico del ministro Martínez de Hoz, se concedió la apertura a los capitales extranjeros, la liberación de los mercados de cambio y financiero y se establecieron políticas de transferencias del Estado hacia grupos económicos mediante la estatización de la deuda privada, la ley de Promoción industrial y las políticas de compra del Estado.
Otras de las causas del aumento de la deuda corresponderían a la bicicleta financiera, mediante la cual empresarios ricos poseían empresas en quiebra ya que acrecentaban sus capitales personales a través de la inversión en los mercados; y la importación de armas debido a conflictos internacionales, a la Guerra de Malvinas y a la represión interior que tenía lugar en el país. Como consecuencia de estas acciones la deuda pasó de 7.800 a 45.100 millones de dólares, se produjo la destrucción de la industria local, el aumento de la especulación y el incremento de los niveles de pobreza, se abrió el mercado interno a la competencia exterior produciendo beneficios únicamente a sectores privilegiados quienes concentraron paulatinamente los capitales.
Por otro lado, la segunda fase puede ubicarse durante los años noventa, cuando en el menemismo estuvo al poder el ministro Cavallo quien renegoció la deuda externa y logró ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos; sin embargo, el endeudamiento siguió aumentando vertiginosamente. Paralelamente, se privatizaron la mayoría de las empresas públicas como YPF y ENTEL en las que el pago se realizó a través de bonos y el gobierno no recibió el monto de dinero pactado. Esta vez el déficit alcanzó los 146.220 millones de dólares hacia el año 1999.
El resultado de esta situación fue el recorte de los gastos sociales que se tradujeron en peores sistemas de educación y de salud, se produjo el decaimiento del bienestar de la población y el aumento del desempleo debido a la reducción de puestos de trabajo y al cierre de empresas locales a las que les era imposible competir con las multinacionales extranjeras.
Con Néstor Kirchner al frente del Estado, la situación cambió notablemente, ya que se obtuvo una quita de 65 mil millones de dólares y en 2005 el pasivo bajó a 126 mil millones. Logró el “canje de la deuda” y la quita del 75 %. Canceló el déficit con el FMI para no seguir soportando las presiones que este ponía. De hecho el país pudo volver a tomar deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo para la creación de obras públicas. Así, por primera vez desde 1946, se redujo fuertemente el monto de la deuda externa; con ello y con el desligamiento del FMI, se recuperó la autonomía política y económica que sustenta los logros alcanzados y posibilitaba un futuro para la Argentina.
Hoy en día, con Mauricio Macri en la presidencia, el panorama no es para nada alentador. Con sus ideales neoliberales y con su frase “hay que endeudarse todo lo que podamos con organismos mundiales” durante su campaña electoral para llegar al mando, pareciera que se estaría retrocediendo en el tiempo, desaprovechando lo que se hizo durante las gestiones anteriores. De ser así, el futuro de la Argentina estaría nuevamente comprometido y la deuda externa seguirá siendo un problema.
martes, 25 de octubre de 2016
GUERRA DE MALVINAS
Un humor influyente
Desde el principio de la historia, las personas sintieron la
necesidad de reírse para alivianar los problemas del día a día. Acudieron a los
diferentes medios tradicionales con motivo de despejarse por un rato de aquello
que les ocurría, como también para encontrar una manera inteligente y crítica
de abordar temas de actualidad.
En los años 70`, con la dictadura militar en el poder, la
sátira e ironía se hicieron presentes en diferentes ámbitos. El medio gráfico
pisó fuerte a partir de la creación de la revista Humor, la cual, además de
entretener a sus lectores, reflejó la realidad del país en aquel entonces, una
tarea para nada sencilla. Ahora, ¿pudo expresarse libremente o se vio
condicionada por la censura?
Por entonces, los medios de comunicación se limitaban a
levantar las noticias que transmitían el Ministerio de Defensa de la Junta
Militar y los corresponsales argentinos y británicos que se encontraban en
Malvinas. Sin tapujos, los militares ordenaban lo que se debía publicar porque
no se podía cuestionar la información oficial, ya que existía censura previa;
tal como sucedió durante todos los años en la dictadura.
Titulares como “Euforia popular por la recuperación de
Malvinas”, “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas” y “Se recupera
una zona de gran riqueza”, son claros ejemplos de la manipulación ejercida por
el gobierno de facto de manera comunicacional. Pero otras voces no tardaron en
querer hacerse escuchar.
Humor fue un exponente y portavoz de la oposición, por tal
motivo, en ella se plasmó el impacto inicial de la sorpresiva “recuperación” de
las Islas y el reacomodamiento posterior que tal circunstancia generó: mediante
caricaturas e historietas se satirizó a la Reina de Inglaterra y a Margaret Thatcher, dejando entrelíneas un fuerte cuestionamiento a las medidas tomadas
por aquellos que ocupaban puestos de poder en Argentina.
El ex director del medio gráfico, Andrés Cascioli, expuso
que la revista, en un principio, se dedicaba al humor y que luego encontró su
función política en la sociedad desarrollando “cuestiones más delicadas para la
dictadura”. Cuando comenzó a hacerse popular entre los argentinos, se llegaron
a vender 100.000 ejemplares y esto ayudó a que persistiera, debido a que hubiera perecido un escándalo prohibirla en ese momento.
Los militares minimizaron las caricaturas ya que
consideraron que tenían poco impacto en las personas y no transmitían un
mensaje o una crítica hacia ellos. Sin embargo, mediante sátiras y burlas, se
pudo dejar en evidencia el desconcierto del gobierno de facto, que nunca supo
bien qué hacer con este medio, a pesar de sentirse “incómodo” con sus páginas. Con
una estrategia lateral y no alineada, el cuarto poder empezaba a ganar la
batalla informativa.
En definitiva, ayer, hoy y siempre los medios de
comunicación fueron socios obligados del poder político. Malvinas no fue la
excepción. A pesar de esto, hubo periodistas que se animaron a ir más allá y,
con cierta creatividad y profesionalismo, traspasaron la barrera de la censura
y lograron reflejar una realidad que muchos se encargaron de ocultar.
Utilizaron la risa como arma, como defensa de tantos ataques a los derechos
civiles y demostraron que, simplemente a través del humor, se puede tener una
gran influencia.
martes, 18 de octubre de 2016
CENTRALIZACIÓN DE LOS MEDIOS
Los monstruos que no caen
En estos tiempos la batalla que instalaron los monopolios mediáticos es un tema de agenda constante, como lo fue durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien siempre se manifestó en contra de los mismos y luchó por su disolución para que gane la pluralidad de las voces. Sin embargo, hay que tener en cuenta por qué fue posible que hoy existan estas grandes empresas. La Ley de Radiodifusión que rigió hasta el 2009, firmada por el gobierno de facto de Videla y con posteriores modificaciones en el Menemismo, permitió la creación de estos grandes monstruos que hoy siguen latentes e influyen sobre la opinión pública.
La ley de 1980 imposibilita el acceso a una licencia de radiodifusión a cualquier entidad que no tenga un fin meramente comercial o al propio Estado, entre otros artículos que sugieren que el único derecho a la información al que puede aspirar el ciudadano es el de cambiar de canal o de frecuencia. Años más tarde, el ex presidente Carlos Saúl Menem, con las leyes de Reforma del Estado y Emergencia Económica, permitió que el poder ejecutivo pueda intervenir las empresas del estado para su posterior privatización ya que se sostenía que de esta forma se garantizaba la pluralidad informativa y la libertad de expresión.
De esta forma, se les permitió a los grandes medios quedarse con canales de televisión y radios que pertenecían al Estado, dando lugar a la formación de grandes empresas mediáticas, como el Grupo Clarín, uno de los ejemplos más claros de la política mediática practicada por poderosos empresarios con estrecha relación con el poder político; y el CEI-Telefónica, que gracias al decreto 830/89 compró Canal 13 y Canal 11. Esta privatización, que fue la primera de llevó a cabo Menem, fue una movida política del ex Presidente, quien necesitaba la aprobación del pueblo tras su asunción y por ende, teniendo estos medios, podía dar una buena imagen.
Los grandes diarios que comenzaron siendo pequeños proyectos familiares con intereses principalmente ideológicos fueron adquiriendo otros diarios e incursionaron en el mercado radiofónico, televisivo, Internet y telefonía, entre otros, provocándose un monopolio mediático que cambió su rumbo inicial para tener intereses totalmente económicos, en el cual unos pocos manejan toda la información. La pluralidad ideológica desaparece, generando desconocimiento, desinformación y menor posibilidad de elección.
De esta forma, la década menemista dejó condicionada la estructura de funcionamiento del sistema de medios con alteraciones sustanciales a favor de los grupos multimedia, quienes se veían favorecidos en todos los aspectos, como también con el recambio gubernamental del ’99, cuando con el proyecto de ley de Radiodifusión que impulsó el gobierno se pretendió consolidar una estructura de propiedad cristalizada donde los monopolios no se verían afectados sino beneficiados.
Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se sancionó la Ley de Medios, la cual limitaba las licencias de los monopolios de medios buscando disolverlos y dando así la posibilidad a aquellas voces que no se escuchaban, a Universidades, colectividades aborígenes e iglesias, entre otras, de tener su propio espacio. Sin embargo, con la llegada al poder de Mauricio Macri, la Cámara de Diputados aprobó el decreto que desactivó puntos claves de la Ley y también avaló la creación del ENACOM, el organismo que concentra las funciones del AFSCA y AFTIC. Por lo tanto, esa posibilidad que podían tener aquellos que no suelen escucharse de tener su propio espacio, quedó en el intento y de esta forma las grandes empresas continúan manipulando y mostrando un recorte de la realidad.
En estos tiempos la batalla que instalaron los monopolios mediáticos es un tema de agenda constante, como lo fue durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien siempre se manifestó en contra de los mismos y luchó por su disolución para que gane la pluralidad de las voces. Sin embargo, hay que tener en cuenta por qué fue posible que hoy existan estas grandes empresas. La Ley de Radiodifusión que rigió hasta el 2009, firmada por el gobierno de facto de Videla y con posteriores modificaciones en el Menemismo, permitió la creación de estos grandes monstruos que hoy siguen latentes e influyen sobre la opinión pública.
La ley de 1980 imposibilita el acceso a una licencia de radiodifusión a cualquier entidad que no tenga un fin meramente comercial o al propio Estado, entre otros artículos que sugieren que el único derecho a la información al que puede aspirar el ciudadano es el de cambiar de canal o de frecuencia. Años más tarde, el ex presidente Carlos Saúl Menem, con las leyes de Reforma del Estado y Emergencia Económica, permitió que el poder ejecutivo pueda intervenir las empresas del estado para su posterior privatización ya que se sostenía que de esta forma se garantizaba la pluralidad informativa y la libertad de expresión.
De esta forma, se les permitió a los grandes medios quedarse con canales de televisión y radios que pertenecían al Estado, dando lugar a la formación de grandes empresas mediáticas, como el Grupo Clarín, uno de los ejemplos más claros de la política mediática practicada por poderosos empresarios con estrecha relación con el poder político; y el CEI-Telefónica, que gracias al decreto 830/89 compró Canal 13 y Canal 11. Esta privatización, que fue la primera de llevó a cabo Menem, fue una movida política del ex Presidente, quien necesitaba la aprobación del pueblo tras su asunción y por ende, teniendo estos medios, podía dar una buena imagen.
Los grandes diarios que comenzaron siendo pequeños proyectos familiares con intereses principalmente ideológicos fueron adquiriendo otros diarios e incursionaron en el mercado radiofónico, televisivo, Internet y telefonía, entre otros, provocándose un monopolio mediático que cambió su rumbo inicial para tener intereses totalmente económicos, en el cual unos pocos manejan toda la información. La pluralidad ideológica desaparece, generando desconocimiento, desinformación y menor posibilidad de elección.
De esta forma, la década menemista dejó condicionada la estructura de funcionamiento del sistema de medios con alteraciones sustanciales a favor de los grupos multimedia, quienes se veían favorecidos en todos los aspectos, como también con el recambio gubernamental del ’99, cuando con el proyecto de ley de Radiodifusión que impulsó el gobierno se pretendió consolidar una estructura de propiedad cristalizada donde los monopolios no se verían afectados sino beneficiados.
Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se sancionó la Ley de Medios, la cual limitaba las licencias de los monopolios de medios buscando disolverlos y dando así la posibilidad a aquellas voces que no se escuchaban, a Universidades, colectividades aborígenes e iglesias, entre otras, de tener su propio espacio. Sin embargo, con la llegada al poder de Mauricio Macri, la Cámara de Diputados aprobó el decreto que desactivó puntos claves de la Ley y también avaló la creación del ENACOM, el organismo que concentra las funciones del AFSCA y AFTIC. Por lo tanto, esa posibilidad que podían tener aquellos que no suelen escucharse de tener su propio espacio, quedó en el intento y de esta forma las grandes empresas continúan manipulando y mostrando un recorte de la realidad.
martes, 11 de octubre de 2016
DÉCADA DEL 70 VS 90
Realidades
distintas
Los jóvenes de la actualidad, los que nacieron
en la década del 90, cumplen un rol que pasa desapercibido en la sociedad y que
no deja huella en la historia, según comenta José Pablo Feinmann, quien
sostiene además que la juventud de los años 70 fue la generación que escribió
el camino del que viven en la actualidad los “perejiles” noventosos que no
cuentan ni tendrán para “contar nada”,
ya que fue contado por ellos.
Está muy claro que la generación setentosa ha atravesado
situaciones que hoy en día, afortunadamente, no se viven. Presenciaron desde
muy de cerca la mancha del terrorismo de Estado, algo que quedará en lo más
oscuro de nuestro país. De los militares, de los desaparecidos, de las calles
sangrientas, como los íconos más negativos. Pero también vivieron la etapa de
Juan Domingo Perón, aquel personaje histórico quien elevó la llama de la
esperanza para poder vivir mejor en un país que no pensaba en el trabajador y en
las clases más bajas.
Feinmann sostiene que los jóvenes que nacieron
en los noventa, no tienen conocimiento sobre estas cuestiones y que están viviendo
de la historia que escribieron en aquel tiempo. En aquella época, la juventud
se proclamaba en manifestaciones, las cuales eran prácticamente su medio de
expresión, por supuesto que corriendo el riesgo de ser identificado por la
dictadura y poder tener consecuencias, como desaparecer o perder la vida. Hoy
en día, mediante la existencia de las redes sociales, los jóvenes tienen su
lugar para manifestarse, para intercambiar opiniones y poder instalar su punto
de vista sobre algún tema, sea político o no. El espíritu del reclamo o de
manifestación, es totalmente distinto en ambas épocas.
Lo que no destaca el autor es que la juventud
de los noventa, “los perejiles” como los llama, nacieron en una realidad totalmente
diferente, en la que se respira democracia hace rato. Los noventosos no saben
lo que es la prohibición, lo que es esconder el cuadro de Perón, lo que es que
tener que quemar libros y discos, lo que es salir con miedo a la calle,
escondiéndose de los Falcón verdes. Seguramente no entiendan nada sobre eso. Y
no tengan para contar. Hoy eso no existe y hay libertad de expresión
La juventud conoce lo que ocurrió, se expresa,
intercambia opiniones, quiere que no vuelva
a ocurrir nada de lo que pasó. Sus padres, abuelos y algún que otro
vecino, que desafortunadamente vivieron en esa época nefasta, les han comentado
lo que les tocó vivir. La historia sigue latente, se sigue escribiendo, se
sigue viviendo en la actualidad, desde otro tono, desde otra perspectiva,
luchando por los valores y derechos de cada persona. Las redes sociales hoy por
hoy son el medio más importante de difusión y expresión. Los jóvenes eligen ese
medio, a diferencia de los que vivieron en los setenta, quienes se exponían
mucho más.
Sin dudas, los
“perejiles”, quieren que el país siga creciendo, la militancia es un factor
importante para que la juventud se haga escuchar, para continuar con esos
valores, esos ideales que los setentistas han dejado para las nuevas
generaciones. Con la libertad de expresión, utilizando las redes sociales como
herramienta para unificarse y opinar, tienen la obligación de ser protagonistas
cumpliendo con su rol. La juventud de hoy debe hacer que la historia
trascienda, a su modo, como la realidad lo marca, pero nunca perdiendo de vista
el objetivo, que es ver un país mejor.
viernes, 30 de septiembre de 2016
MAYO FRANCÉS
UNA LUCHA QUE CONTINUARÁ
El movimiento de estudiantes que se llevó a cabo en los primeros días de Mayo de 1968 en Francia marcó un hito importante en la historia mundial. La rebelión de los universitarios, quienes se consideraban anticapitalistas, antiestalinistas y antifascistas, paralizó a su país en búsqueda de un cambio profundo en la sociedad. Es muy probable que nadie, ni el gobierno francés, ni los iniciadores de la protesta, hayan podido imaginarse que eso significó una apertura de mentes que dejó marcas en la historia para que esos ideales estén siempre presentes y sean generadoras de futuros cambios.
La protesta que llevaron a cabo aquellos estudiantes involucrados fue ideológica y artística, utilizando pancartas y graffitis llamativos e ingeniosos, como lo fue “Prohibido prohibir” uno de los lemas más populares del movimiento. Herbert Marcuse, uno de los intelectuales que participó en la causa, aseguró que los estudiantes se levantan contra todo su modo de vida, que rechazan las ventajas de esta sociedad como sus males, y que aspiran a un modo de vida radicalmente nuevo: a un mundo donde la competencia, la lucha de los individuos unos contra otros, el engaño, la crueldad, y la masacre ya no tengan razón de ser.
Los estudiantes que iniciaron el movimiento eran integrantes de la Universidad de Humanidades de Nanterre, pero no sólo de dicha universidad participaron del mismo, sino también de otras universidades.
Posteriormente contaron con el apoyo del movimiento obrero organizado, quien se sumó a los pedidos de los estudiantiles. Esta rebelión conmovió al Gobierno de Charles De Gaulle, quien parecía asentado sobre bases muy firmes pero que se vio obligado a plantearse interrogantes de cómo afrontar la situación.
Es así que mediante huelgas generales y marchas multitudinarias se comenzaron a instalar temáticas que en la actualidad son muy comunes, pero que hasta ese momento no eran consideradas dentro de la sociedad francesa, como por ejemplo el rol activo de la mujer a partir de la liberación femenina promovida por la participación de las mujeres en las sucesivas marchas y protestas, la defensa de la ecología y el medio ambiente, así como también buscaban terminar con los clasismos.
Los estudiantes invadieron el Barrio Latino, y en la noche del 3 al 4 de mayo las calles se llenaron de barricadas y enfrentamientos con la policía. Ante la persistencia de la agitación estudiantil, el 13 de mayo las grandes centrales sindicales llamaron a la huelga general bajo el lema "alto a la represión, libertad, democracia, viva la unión de obreros y estudiantes". Luego de prohibirse todas las manifestaciones y que los grupos de la extrema izquierda fueran disueltos por decreto, el 23 se celebraron las elecciones, resueltas con una clara derrota de la izquierda y el triunfo de los gaullistas y sus aliados.
La rebelión estudiantil y obrera no pudo lograr su objetivo ya que al no tener conducción política, se terminó disolviendo. Esta movilización tan grande no pudo lograr su fin pero sí consiguió ser el puntapié inicial para que las sociedades del mundo puedan luchar por mejoras y derechos. Tanta repercusión tuvo el Mayo francés, que impactó en Argentina con el llamado “Cordobazo”, en el que los obreros y los estudiantes se unieron en busca de mejores condiciones, en Estados Unidos con el Movimiento Hippie, el cual buscaba gestionar una nueva sociedad y también con la Primavera de Praga en Checoslovaquia, con intenciones de modificar aspectos totalitarios y burocráticos que el régimen soviético tenía en ese país promoviendo la libertad de prensa, de expresión y el derecho a la huelga.
Para muchos historiadores, el movimiento francés fracasó porque no logró su cometido, pero para las sociedades del mundo fue el comienzo de la lucha por sus derechos, sembrando una huella que perdura hasta la actualidad y que seguramente estará presente en las nuevas generaciones, para que puedan continuar esa lucha y puedan vivir en un mundo más igualitario.
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